El mundo de los adhesivos ha experimentado en los últimos tiempos un avance espectacular. Tanto es así, que hoy existen productos para pegar casi cualquier material y con unos resultados más que buenos, que también te servirán para colgar cuadros sin tener que hacer agujeros. Esto es una ventaja en determinadas circunstancias, por ejemplo, si vives en una casa de alquiler.
Se trata de unas piezas específicas para este fin, así que no llevan adhesivo, sino que se fijan con unas pequeñas puntas que llevan incorporadas. Es cierto que dejan un orificio en la pared, pero es tan minúsculo que apenas se nota. Existen cuelga-cuadros con dos o tres pinchos capaces de soportar bastante peso. Para ponerlos, basta con fijar la pieza con un simple golpe de martillo. Resultan muy adecuadas para paredes de paneles de yeso, en las que se requiere una sujeción especial.
¿Qué tal si emulas en tu salón la decoración de las galerías de arte y cuelgas tus cuadros con un sistema de rieles? Es una alternativa segura y práctica, que evita tener que agujerear las paredes. Además, te permite cambiar las obras expuestas tantas veces como quieras de una manera rápida y sencilla. ¡Una gran ventaja! Los rieles incorporan una guía que se fija a la pared o al techo, y se completan con colgadores (con hilo y gancho) que puedes deslizar a lo largo de la guía.
Similar es la solución de utilizar baldas especiales para colocar tus cuadros, una especie de listones estrechos con un reborde que evita que los marcos se deslicen y se caigan. Como en el caso de los rieles, es una opción versátil que ofrece muchas posibilidades a la hora de decorar tus paredes.
Y si ninguna de las anteriores soluciones te convence, súmate a la corriente deco que aboga por apoyar los cuadros en los muebles o directamente sobre el suelo. ¡Está en alza! Además de evitar los dichosos agujeros, resulta cómodo y versátil, ya que no necesitas complicarte la vida ni tener a mano accesorio alguno. Eso sí, conviene observar ciertas pautas para acertar: