Durante las vacaciones no es nada raro que abandonemos nuestras rutinas. Y si nos vamos de viaje, o simplemente no estamos mucho en casa, una de las primeras cosas que dejamos de lado es el limpiar regularmente y a fondo.
Por eso, por estas fechas en que comenzamos a volver al trabajo y a recuperar rutinas, viene bien invertir algo de tiempo en hacer un repaso general a la casa. Aunque esto nunca sea una tarea agradable, con organización y algunos trucos no necesitaremos hacer un esfuerzo sobrehumano para volver a poner nuestra casa a punto.
Ventanas y cortinas
Lo primero que debemos hacer es ventilar la vivienda. Si hemos estado fuera, con la casa completamente cerrada, es normal que el ambiente esté cargado, y abrir las ventanas para que corra el aire lo despejará enseguida. Y este puede ser un buen momento para lavar las cortinas. Si las colgamos cuando todavía están húmedas se secarán bastante rápido por el calor que aún hace, se estirarán con su propio peso y no hará falta plancharlas.
También podemos aprovechar para limpiar las ventanas. Para esto, lo más efectivo es utilizar un truco muy básico y conocido: rociar con limpiacristales y secar con papel de periódico viejo. A diferencia de los trapos, estas hojas no dejan marcas ni pelusas, y se consigue mucho más brillo.
Siguiendo con actividades más genéricas, tenemos que barrer esos últimos rastros de tierra o arena, y quitar el polvo acumulado. Es mejor hacerlo directamente de una vez en toda la casa, porque así luego podemos centrarnos en las tareas concretas que necesitan el baño o la cocina, sin tener que pasar la escoba cada vez.
Barrer primero nos evita tener que pasar la bayeta dos veces, porque haciéndolo al revés –barrer después de limpiar– podríamos levantar más polvo. Para limpiar los muebles, basta con hacer algo tan sencillo como humedecer un poco el trapo que usemos. De esta forma, la suciedad se queda atrapada y no la traspasamos de una superficie a otra.
Si hemos estado de viaje hasta hace poco, deshacer las maletas puede ser la oportunidad perfecta para lanzarnos a ordenar y avanzar parcialmente el cambio de armario. Una vez lavadas y planchadas, algunas prendas de verano o destinadas a las vacaciones se pueden ir guardando ya, y podemos empezar a sacar la ropa de entretiempo.
Aunque aún falta bastante para que necesitemos abrigos y sudaderas, este es un buen momento para comprobar si nos falta algo en el armario o si tenemos ropa para donar. Además, con esta tarea veremos si necesitamos más perchas o separadores en los cajones que nos faciliten luna mejor organización.
Pasando a la cocina, no podemos olvidarnos de esas tareas que el resto del año, por falta de tiempo o energía, nos cuesta más hacer: limpiar la nevera y la campana extractora. Aprovechando que la nevera está medio vacía por lo poco que hemos estado en casa, podemos limpiar fácilmente los estantes con una bayeta y vinagre de manzana. El vinagre es muy adecuado para este electrodoméstico, ya que no estropea ninguna superficie y no deja en el interior rastro de olor a desinfectante químico.
Para limpiar la campana extractora lo más sencillo es poner los filtros en remojo con desengrasante mientras limpiamos el interior con un estropajo y una mezcla de agua y lejía. Esta combinación es la más eficaz, pero si no nos convence, podemos sustituir de nuevo la lejía por vinagre.